jueves, 24 de enero de 2013

La Demba se viste de blanco

Hoy hemos amanecido vestidos de blanco. Durante la noche la nieve ha venido a visitarnos, poquita, mejor así, pues de otro modo es complicado convivir con ella.



Lo primero que he visto ha sido este mensaje que alguien había dejado para mí, o así quiero creerlo. Ha despertado mi sonrisa y cual aventurera he seguido contemplando la magia del regalo de la naturaleza.










Misteriosa estaba La Demba envuelta en niebla y nieve, con la sensación de aquel que busca algo escondido y especial he seguido las huellas que me precedían en busca de imágenes que depositar en mi retina ...











A mi espalda un sol grande y tímido hacía su aparición entre las nubes, presagio de un día fantástico de invierno


Como en blanco y negro, como si la noche se hubiera tragado la vegetación, como si no hubiera nada más, como una gran dama solitaria esperando el autobús, 
como quien no quiere la cosa la niebla se ha convertido en la protagonista por unos instantes de mi paseo, regalándome un momento intrigante por los alrededores de nuestro hotel.
  



El poder del blanco sobre el resto de colores, el poder del gris que no deprime, la sorpresa del silencio, silencio limpio, sorprendente, como si no fuera posible su existencia.









Mi amigo el cerezo, por el que tengo perdición.

Será porque en primavera explota en belleza, será porque supo sobrevivir a la obra, será porque todo el mundo me dice que es viejo y que poco durará, será por si acaso eso sucede.

Cada año nos regala sus frutos rojos y dulces sin pedirnos nada a cambio, será por eso por lo que me gusta mirarlo, sentir que está ahí, ¡seré boba!








La puerta del huerto es otra de mis amigas secretas, a punto estuvo también de desaparecer en el cambio de look que sufrió la Demba, pero ahí la tenemos.
El huerto en invierno descansa, porque aún somos agricultores novatos, tan solo calçots, coles y alguna lechuga que curiosamente está aguantando este invierno que por ahora no nos ha regalado días de frío intenso ... y alguna que otra sorpresa más.







Protegidas bajo el olivo conservan su alegría durante el invierno


El árbol de los cuentos bonitos a la espera de una historia de fantasmas que guardar entre sus ramas, es otro de los amigos a los que me gusta visitar casi a diario, tiene entre sus ramas tantas palabras escondidas que si las juntáramos posiblemente saldría un libro especial, aunque preferimos que sigan creciendo en su lugar de origen.




Desde dentro de La Demba no he podido evitar volver a hacerle una visita al cerezo que descansa sereno en su rinconcito y al que la nieve de la noche le ha sentado de maravilla.











He subido al mirador de la biblioteca, las ramas del cerezo lo inundan, de ese modo he descubierto que es el lugar perfecto para verlo todo ... o casi todo, porque hoy la niebla caprichosa juega al escondite mientras el sol paciente espera su turno tras el cristal de nubes.










Desde la terraza mantengo un diálogo pausado con la niebla, somos viejas conocidas, nos visita casi cada día en invierno durante un ratito, yo la disfruto y ella se sabe especial por ser efímera en mi vida, nunca cansa y siempre nos muestra su cara más bella.






Es este un lugar especial en la Demba, pensado para dejar pasar el tiempo y disfrutar del placer de no hacer, uno de los placeres que regala nuestro hotel. Porque a veces estando solo, en silencio, sin nada que hacer, distraído en tus propios pensamientos, mirando sin mirar siquiera, atento a nada, oyendo y oliendo todo sin quererlo se descubren cosas que no se sabía podían existir ... y este es un lugar en el cual eso ocurre a veces, tan solo a aquellos que están dispuestos a probarlo.




Los primeros rayos de sol son siempre recibidos como maná, ese que regala la tierra a aquellos que la vivimos y la disfrutamos, se acabó la aventura misteriosa, la luz todo lo inunda, la nieve empieza a derretirse.


El azul vuelve a nuestras vidas, la alegría de la luz, la magia del sol está otra vez con nosotros y se intuye un día fantástico de SOL DE INVIERNO

Sol que inunda nuestro comedor de luz y color, sol que recibimos con la mejor de las sonrisas ... 



Porque no hay mejor forma de empezar el día que al calor del sol de invierno ... y con un poco de humor.


1 comentario:

  1. Como parte y participe de este gran proyecto solo puedo remitiros a la cara de disfrute que tengo apoyao en el muro al Sol de invierno, un disfrute que nos esmeramos en contagiar a todos los visitantes.

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